AIRE SANTIAGUEÑO. El comienzo

Matías Toledo
Violín, animación, autor y compositor
Jorge Daniel Gonzalez
Voz, guitarra, autor y compositor
Walter Leguizamón
Bajo, coros
Diego Toledo
Percusión


La historia

El destino enmarca los caminos de los artistas que nunca saben donde pararán sus almas bohemias llenas de música e ilusiones, con un sentimiento de trasmisión en el pecho, con un obraje de raíz innata, con el mensaje de los ancestros y con la voz portátil que deja a la libertad abrir sus alas para cumplir la misión de defender la identidad, por muchos olvidada.

Desde hace ya un año y medio, una senda llena de luz y Santiago del Estero, cobijó una esperanza que rumbeaba espíritus melódicos desde una pequeña caja de madera de cuatro cuerdas y en el silencio, se le ocurrió independizar sus ideas, por lo que sintió en su seno estar preparado para encarar un proyecto. Tomó su violín y gastando las cerdas hizo temblar a la tierra; tanta energía, ganas de crecer y triunfar desde su vocación le indujo el antojo de formar su conjunto.

Recurrió a un bohemio cantor de rutas, que con su guitarra y su voz, acostumbraba a dejar morir a sus cuerdas vocales a cambio de una sonrisa de felicidad al paisano que lo oía; de sangre campestre y santiagueña, cierra los ojos y le canta a los paisajes de sus antepasados, al amor y al sentimiento de poder deslumbrar con su melodiosa voz a quien se le cruzara.

Un juego de a dos para los nativos, que más tarde fueron tres.

Desde lo lejos la sonrisa de su carisma y la calidad para acariciar el alma del legüero fueron más que la propia sangre que lo unía al violinero salamanquero. Repiques, gritos sobre el aro y aquellos sachabombos santiagueños que fueron partícipes para sumar a la obra indicada.

Había una necesidad y era la de demostrar las aptitudes musicales ensambladas desde tres caminos diferentes, y el Club de Leones de Ezpeleta tuvo la grata suerte con su Festival de la Tradición, de ser testigo del debut el 11 de noviembre de 2007.

Los caminos que ha hecho el violín en su larga trayectoria, fueron suficiente para conocer a un experto del bajo, a un león de los escenarios que ha pisado durante más de veinte años y por más de quince provincias argentinas y de América del sur. Pero por sobre todas las cosas, el pecho de humildad y sentido loretano fue suficiente para completar los cuatros luchadores de la música folklórica.

Matías Toledo los fue juntando, primero junto a Jorge Gonzalez, luego con su hermano Diego Toledo y finalmente, su gran amigo Walter “Fierita” Leguizamón.

Donde quiera que este cuarteto vaya, lleva el aire de Santiago con sus coplas y poesías de los más reconocidos escritores y difusores de la chacarera, la zamba, el escondido, la vidala y el gato, por nombrar algunas danzas…

Y con el Aire Santiagueño comenzaron a recorrer escenarios como ser El Festival de la Tradición de Ezpeleta, El patio de Tévez, el Círculo Santiagueño de Berazategui, La Casa de la Cultura de Quilmes, infinitas parrillas y peñas populares de todo Buenos Aires como La Peña del Colorado, Los Cardones, El restaurante turístico Los 36 Billares; además ha recorrido escenarios por Lincoln, Junín, Carlos Casares, El circuito de peñas del Festival de Olavarría, etc y llevaron su música por provincias argentinas como Santiago del Estero y Jujuy en la Fiesta de la Pachamama en el Biblioteca Municipal de Tilcara, por mencionar algunos que forjaron la fortaleza de seguir y crecer por la gente y por la Madre de Ciudades.

Ese proyecto que recién cumple sus primeros pasos ha acunado un sueño que se hizo realidad con el primer material llamado “Estirpe de Chacarera” en homenaje al patio de tierra donde adoptaron la cultura santiagueña y su música que aprendieron desde los ancestros y la familia.

Por eso la ilusión ya ha encendido su llama de proyecto y progreso, y con el tiempo, encontrará cada rincón argentino para llevarle un poco de Aire Santiagueño.