En el trío inicial, había una coincidencia llamativa, además de la hermandad de Los Toledo y la amistad, y era que los padres de ellos son todos santiagueños.
Desde chico acunaron los significados, las tradiciones, las costumbres de la Madre de Ciudades y especialmente, las chacareras tradicionales de aquellos músicos que aprendieron sin escuela y sí de oído, desde su vocación o profesión.
Con la llegada del santiagueño Walter Leguizamón, trayendo los paisajes loretanos del campo, de las rutas de asfalto y las provinciales de tierra y ripio, la idea de un nombre que represente todas las coincidencias, se hacía más fácil y visible.
Siempre, entre guitarreadas y mate, se recuerda a la familia y cada uno piensa en el momento que conoció la Provincia y las cosas que le entregó a los integrantes del cuarteto: los paseos por la Plaza Libertad, el Parque Aguirre y las fiestas de los aniversarios, las andanzas por la Avenida Belgrano en La Banda, los bailes de Santa Catalina y alrededores, El Puntano, las peñas, el bombo solitario en el campo, los animales de los montes, las comidas abundantes, el mate entre el chipaco y el calor mermado gracias a un añoso y solitario quebracho o tala pero, por sobre todas las cosas, la humildad de su gente y su pueblo.
Por lo tanto, había una necesidad común de resumir en un nombre, todas las cosas que los identificaban como hijos de santiagueños e herederos de esa tierra.
Imaginariamente, en cada uno de sus pensamientos, se cierran los ojos y se suspira hondamente para traer su aroma, su clima, sus cosas…su aire…….por eso, donde quiera que vaya, este grupo nacido en el conurbano sur de Buenos Aires llevará el orgullo de poseer en la piel el nombre de AIRE SANTIAGUEÑO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario